jueves, 19 de julio de 2007

EL VIAJE DEL HEROE.

..."EL VIAJE DEL HEROE"...


Estaba sentado sobre el mundo, un mundo que daba vueltas con una energía propia, tan escencial que estando dentro de él no lograba percibir su rotación.


Pero pensaba, y gracias a ese pensar poco a poco fuí dándome un impulso para viajar, lejos, tán lejos como para llegar a mi propia escencia, sin darme cuenta realmente de lo que ello significaba, sin darme cuenta realmente que aquella imperceptible rotación era propia, nada más que mi propia vitalidad y nada menos que mi propia muerte celestial.


Iniciando entonces aquel viaje, fuí reconociendo un pasado perdido en el olvido de la carne, en la lujuria del tacto consciente; fuí reconociendo, primero por medio de las voces, voces que nadie en el mundo podía oír mas que yo, es decir, eran mensajes provenientes de la escencia del mundo a mi propio ser, que me eran comunicados por medio de las emociones, emociones que poco a poco, equitativamente al nivel del dolor que me provocaban me iban despertando cada vez más, hasta darme cuenta que con aquella ancestral primera emoción había comenzado el viaje que me llevaría al tesoro bajo el arcoíris.

Mientras avanzaba en mi espiral interior, otros mensajes me eran comunicados, mensajes que ocupaban como llave a mis sensores, mis portales, mis puntos luminosos que me conectan con el otro lado de la existencia, la que se encuentra mirando desde el tercer ojo hacia adentro. Eran imagenes, sonidos , aromas, texturas, señales, cada una de ellas estructurada de tal forma que eran analogas a cualquier civilización, y como tal, impulsada a la involución, para llegar en algún momento al punto escencial, la única realidad, más allá del hombre, más allá de los arquetipos, más allá de la herencia nunca pedida, pero que a pesar de todo consiste en el punto de partida para este viaje llamado interrogación.


Entonces, una vez abiertas y cruzadas cada una de las entradas, salgo aquí, a este lugar mientras leo, a este lugar mientras escribo y pienso, según sea mi voluntad, para empezar a responder las cuestiones que siempre han existido, pero que sólo ciertos individuos, que sólo ciertos animales pueden darse cuenta de su existencia, para responder para sí mismos por ejemplo, ¿qué es el amor?, ¿qué es la muerte?, ¿que es la vida?, ¿qué es el odio?.


Y esa respuesta que ahora encuentro es tán fugaz que prefiero dejarla plasmada aquí, en estas líneas, con las que se construyen los ríeles de la comprensión, para comenzar asi la segunda parte de este viaje, es decir, la negada conclusión, es decir, la destrucción del todo, para construir desde la nada un nuevo mundo, uno que tal como el anterior es propio, era y será yo mismo, pero que entonces será conscientemente mío, dios de mi mundo y demonio de mi realidad.



SIN CONCLUSION.


***SIN CONLUSION***

Más adelante, entre las dudas de un camino prohibido, pero soñado, cargado de mierda y pisoteado por elefantes; más elevado y más profundo, hundido, como una puñalada y una balada solitaria, como un mundo y un perro ladrando a su amor, amor, nada más que una luna y una pasión, ciega al tacto, ciega al hedor; compulsión, rebelión, contagio de ideas entre danzas macabras, y recuerdos, añoranzas nostalgicas flotando en una nube de alucinación, en una pantalla de recreación.


Una mano tendida, helada, acariciante, con piel felina, como dulces de drogadicción, camino, huyo, resbalo y te miro, a tus ojos perdidos en la cruz, a tu corazon protegido por el temor, ¿qué te pasa?, ¿porqué no hablas?, las vibraciones se transmiten, mutan y ambicionan, desean pero por sobre todo creen, con una firmemente arraigada fé en si mismo,en su imagen interior y su reflejo al sol, sol de rostros, sol de sonrisas que me atraviesan, abren, despedazan... y ahí quedo... entre el amor y la duda, angustia inexistente, tras un rastro de locura, inexistencia inexistente, en una metacomunión que arde, quema y destruye, dejando tras de sí dolor, muerte, y tus lágrimas inconclusas, dejándolas, pasándolas, olvidándolas, como un oficio de labrador, artesano de la transformación.

Sólo siento, siento solo, y pienso sobre este banco en la esquina del dolor, contemplo la obscuridad que he creado, y las mentiras que he consumido, la exquisita mierda que he consumido saboreándome de su asquerosidad, eso, eso es un punto de filiación, de afiliación, de autentico sabor a yo.


Detalládamente, comienzo, desarrollo y fin, para un nuevo comienzo seguido por un espiral de parafina, siendo mi vida de fuego, siendo yo un juego, te quiero, ¿porqué cuesta tanto decir eso?, te quiero, y no me canso de decirlo, pero me agoto por acallarlo, es la defensa del hombre, la milicia de su brillo, de su resplandeciente y embriagadora escencia de tierra, escencia de conexión, y libertad que se encuentra al decir otra vez que mi emoción me embarga; y trago saliva para luego escupirla sobre tu ego, que tal como el mío es el verdadero escudo, el real guardián del farol, que respira gracias a su propia belleza, pero que se ahoga por su autismo, autopista al infierno, autopista a los cinco elementos, fin, ¿fin?, sin conclusión, sin definición.

CADENA.



CADENA.

Escucho cadenas, cadenas y cadencias, de acordes dispares, por un sendero, obscuro y amigable, como almibar en piedra, como piedra de oro; simplemente las escucho sin saber porque, ni que, arrastrandose, llevando consigo el calor de la desgracia, el orgullo de la injuria al inocente y la culpa desvanecida por no encontrar a su propietario.

Pronto, muy pronto, se dejan de escuchar, para mostrarse como un fenix, como un latigo al verdugo, como una decapitación llena de gracia y supremacia, como un punto uniendose a otro punto, formando muy pronto una constelación llamada hijo, un hijo sin padre, o un padre que perdió al hijo. Solo eso, un sonido, una visión (un parentesís), y espera... larga... extendida... que entra, penetra y explota, ante un público lleno de estupor y la cara bañada en orgasmos vulgares porque no son propios, pero divinizados porque aparecen en televisión; ¿qué crées?, ¿que esto era un cuento?, pues cree lo que quieras creer, sólo digo algo, al salir por esa puerta te encontraras a tí mismo, solo por un segundo, una milesima de tiempo imposible de recordar, tanto que luego empiezas a olvidar la reencarnación, la ascención del ego, el sacrificio en sí mismo, nada mas, solo un juego, un juglar y su mar de lágrimas pretificadas, entre un tú y un yo inexistente, entre un espacio de alucinación real... MUERTE, espacio, dolor, nacimiento, condenación, desenfreno, por algún lado sé que estarás, algún escondite, algún cancerbero, alguien, ¿tú?, ¿yo?, crimen, liberación.


En eso, doy vuelta mi mirada, y veo a mi madre derritiendose con mi brillantez, mis rayos la hacen arder en dudas, en luchas, prefiero dejar que se derrita, la derrito, hasta el final, y guardo toda aquella masa de ex alguien, de ex tú, la tomo y la dejo en un recipiente de metal, me degollo y dejo caer mi sangre en aquel recipiente mesclandolo con mi visión, la visión del intermedio, para luego ingresar aquella mezcla en la manzana rota, en el pescado frito, para retrocederlo en el tiempo y liberarlo en el mar, donde no hay nada mas que mar, y silencio, mis heridas se han curado, pero sigo aquí, y arrastro lo que alguna vez fueron cadenas, y que ahora son los intestinos de la sociedad, para cagar con y en ella, defecar y criar aquella materia fecal, para que crezca firme como un milenario árbol, para que crezca firme y sea su propio dios, dios árbol, dios caca, dios gloria, dios yo.