jueves, 19 de julio de 2007

CADENA.



CADENA.

Escucho cadenas, cadenas y cadencias, de acordes dispares, por un sendero, obscuro y amigable, como almibar en piedra, como piedra de oro; simplemente las escucho sin saber porque, ni que, arrastrandose, llevando consigo el calor de la desgracia, el orgullo de la injuria al inocente y la culpa desvanecida por no encontrar a su propietario.

Pronto, muy pronto, se dejan de escuchar, para mostrarse como un fenix, como un latigo al verdugo, como una decapitación llena de gracia y supremacia, como un punto uniendose a otro punto, formando muy pronto una constelación llamada hijo, un hijo sin padre, o un padre que perdió al hijo. Solo eso, un sonido, una visión (un parentesís), y espera... larga... extendida... que entra, penetra y explota, ante un público lleno de estupor y la cara bañada en orgasmos vulgares porque no son propios, pero divinizados porque aparecen en televisión; ¿qué crées?, ¿que esto era un cuento?, pues cree lo que quieras creer, sólo digo algo, al salir por esa puerta te encontraras a tí mismo, solo por un segundo, una milesima de tiempo imposible de recordar, tanto que luego empiezas a olvidar la reencarnación, la ascención del ego, el sacrificio en sí mismo, nada mas, solo un juego, un juglar y su mar de lágrimas pretificadas, entre un tú y un yo inexistente, entre un espacio de alucinación real... MUERTE, espacio, dolor, nacimiento, condenación, desenfreno, por algún lado sé que estarás, algún escondite, algún cancerbero, alguien, ¿tú?, ¿yo?, crimen, liberación.


En eso, doy vuelta mi mirada, y veo a mi madre derritiendose con mi brillantez, mis rayos la hacen arder en dudas, en luchas, prefiero dejar que se derrita, la derrito, hasta el final, y guardo toda aquella masa de ex alguien, de ex tú, la tomo y la dejo en un recipiente de metal, me degollo y dejo caer mi sangre en aquel recipiente mesclandolo con mi visión, la visión del intermedio, para luego ingresar aquella mezcla en la manzana rota, en el pescado frito, para retrocederlo en el tiempo y liberarlo en el mar, donde no hay nada mas que mar, y silencio, mis heridas se han curado, pero sigo aquí, y arrastro lo que alguna vez fueron cadenas, y que ahora son los intestinos de la sociedad, para cagar con y en ella, defecar y criar aquella materia fecal, para que crezca firme como un milenario árbol, para que crezca firme y sea su propio dios, dios árbol, dios caca, dios gloria, dios yo.