jueves, 30 de agosto de 2007
POST MORTEM.
El ambiente cargado al gris, y una fría brisa arrastrando los escombros por el callejón, escombros de una funesta batalla, sin logica pero muy pasional; y en los cansados recuerdos, rostros reflejos de lo que ya no es. Este es el frío paisaje que reina en los instantes posteriores a la debastación; estos son los paisajes y no otros, los que se presentan como gloriosos padres de la muerte y la destrucción.
Si no te lo he dicho, soy un sobreviviente, y ese frío paisaje del que les hablaba no es mas que un retrato intrinsecamente exclamativo de la cruenta batalla que se liberó ayer, la guerra de las razones, la busqueda de la verdad. Y pensar en tantas vidas que se hubieran salvado si se hubiesen detenido a observar con mente inquisodora y corazón salvaje, si se hubiesen percatado de la visión encriptada del universo, gigante, inmenso, con luces de vida y una infinita obscuridad que lo sostiene todo, infinita nada, infinita muerte.
Tan solo si se hubiesen dado cuenta, tan solo si se hubiesen rebajado en nombre del infinito todo, tan solo si... pero no, ahí los puedes ver, cuerpos en proceso de descomposición, tirados en el cemento, unos sobre otros, tan solo siendo una parte del frío paisaje, una parte sin consciencia, sin existencia, que ya no esta aquí.
Me quedo durante unos segundos observando, estoy en mi hogar, o en lo que queda de él, un departamento cuya sala de estar voló de su estructura sólo quedando la mitad de lo que fué, de manera tal que la inmensa imagen post mortem se deídifica de forma magistral, tan absoluta que se impone ante la angustía de este sobreviviente, que se encuentra solo, sin saber si en alguna de esas destruidas torres existirá algún otro, alguien, algo, lo que sea que de esperanzas de una salida, de un quiebre a esta realidad carcomida, un sueño, una visión.
Entonces, al percatarme de ello, nuevamente las paradojas de la vida cuentan su chiste, tal como aquellos cerros de huesos desparramados, que en su momento tuvieron la posibilidad de ver, ahora soy yo, quien se encuentra ante la urgencia de la visualización, del paso al otro lado de la selva que se da cuando reconoces, tan triste y simple como eso, no hay nada nuevo, solo cosas conocidas que las puedes volver a conocer, nada mas, nada.
Y me quedo sentado, en el mismo lugar, sin moverme, como en un estado de trance, ensimismado en un viaje al otro lado del agrio sol, esperando respuestas, buscando soluciones, queriendo escapar, de alguna forma, de tan abismante condición, espiral de muerte, encerrado en tú traición, tán sólo siendo como engranajes de tu debastada nacíon, la bandera quemada y los cuerpos tirados en el callejón... miro aquellos cuerpos, abajo, al menos ya no sufren, simplemente ya no estan aquí, los miro y me acuerdo de ese infinito universo que lo contiene y lo es todo, y entonces me veo, me doy cuenta de que tal como los planetas son pequeñas luces de vida en la inmensidad de la nada, así mismo yo soy el unico vivo en esta abismante carnicería post mortem, soy una luz, soy el universo, se acerca el piso, se acerca el cemento, cada vez más rápido, se siente la vertiginosa alegría de la libertad, cercanía de la libertad, incontrarrestable gravedad, piso, cemento, carne, huesos, sangre, muerte.
¡Si!, creo que fué mi mejor opción, no me arrepiento de la caída, dejé mi cadaver junto con el de los demás, y ahora vago entre luces, viajando eternamente sin destino ni lugar, soy una estrella, lo sigo siendo, ante el mismo antagonista con otro disfraz, sigue siendo lo mismo, el yo y la verdad. A estas alturas uno ya pierde energías, y el movimiento surge de la inconsciencia, a estas alturas del juego uno olvida, olvidar como respiro y como pasión; a estas distancias de un inicio, un final tampoco es hogar; simplemente somos neblina en la noche, existencia inconciente por voluntad, no hay mas salidas para los desertores, y yo me siento tristemente orgulloso de mi libertad, ¿libertad?, bueno, al menos eligo si quiero o no quiero participar.
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2 comentarios:
En cierto modo me sentí identificado con tu escrito, estos días me he sentido como si viniese despertando de un coma y me he encontrado con una horrible pesadilla, la cual es una realidad que no puedo obviar.
Me siento como en el departamento que describes y veo a mi lado la devastación que ha quedado y yo solo con mi libertad obligada, una libertad que no me atrae y que me agota.
Ufff unas ganas de irme a la mierda de repente compadre...
Gracias por sus saludos y buena onda siempre, un abrazo.
Sin duda alguna eres un sobreviviente, con la cabeza en alto y la capa destrozada cayendose a pedazos, parado sobre los escombros. Siente orgulloso de tu libertad pero con una gran sonrisa, no todos tienen el poder de ser ellos mismos y mantenerse intactos...desnudos frente al mundo como tu.
te amo.
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