lunes, 9 de junio de 2008

MUSIKA EN 2112



Una estrella bajo los ojos
Ceguera celestial
Cascada de arcoiris sobre baco
Universo vacío gaseoso fractal
Punto de inicio
Nuevo final
Música sin pulso
Armonía digital
Combinaciones binarias
Cosmovisión estructural
En mi tumba de recuerdos espejistas
Reflejados en cada obra y en cada lugar
Nueva noche ha venido
Nuevos aires que respirar
Los viajeros jugamos con las luces
Y ellas nos queman con su danzar
Pisadas en el césped
Puedo ver mi caminar
Valparaíso Amor Mío
Entre árboles junto al mar
Observando el añejo ritmo
Consumido por sus miedos a no estar
Luto de silencio
Y sigiloso recrear
Fabulosa Naturaleza Desatada
¡NEBEDA Y BAKANAL!

En el epicentro de la locura,
La tranquilidad es el veneno de los dioses
Y la restauración la violencia desatada
El tornado mi vida en el mundo
El mundo la tierra descascarada
No necesito de sermones, ni de musas ni patrones
Simplemente sueño que cada persona recuerde su ala cortada
Cuando su amor es comprarse una casa
Y su familia cercar la velada
No me digas ni recuerdes ni supliques
Soy un animal rebelado a su manada.

Entonces, desde el cincel te pregunto
¿Quién eres?, ¿Realmente sabes en que estarás mañana?
Yo soy quien desespera en la esperanza
Yo soy tu crimen en la pantalla
Soy la sangre del viejo mundo
Y ya no es tiempo para voltear la mirada.

Mientras mas quieras imponer tu ayuda
Mientras mas irrespetes tu carnada
Mientras mas se desface el tiempo
Mas celebrarás el suicidio de tu mañana
Es el momento de despertar del sueño
Es el momento del fin de la caridad pagada
Unete a la generación perdida
O piérdete en el placer del mesías de la naturaleza empadronada.

Dioses y Demonios juntos
Barras bravas contra la empresa privada
Delimitada por beneficio de intereses
Crucificada como payaso
Sin risas ni bofetadas
Maquillaje derretido por reflejo
La luz del dinero en mi carne excomulgada
El calor de tus culpas a sangre fría
Es mi firma en tu oferta descarada
La tierra reclama sin dueño
Y se anima en incendios, ventiscas y marejadas
Abriendo sus puertas a las bestias
Venganza y renacimiento en nuestra mirada.

Atrás quedan los restos
De la humanidad egolatra y desproporcionada
Seres humanos son los muertos
En el planeta de animales y cavernas desquiciadas
Los portales enaltecidos en las estrellas
El nuevo orden sin esclavos
Sin espejos y en oleadas.

Brisas de amor y muerte es el movimiento del universo
Aquí es ahora
Ayer y mañana no existen
En este árbol
CORDURA DE MADRUGADA.

Me has pintado universos
Poeta cósmico en sutil mascarada
Baile de arcanos omnipotentes
Presencia demoníaca desatada
Me has indicado los caminos
Y las cabezas han sido robadas
Fuego en mi frente como premio y castigo
Ardiendo sus puentes en hiel desbandada
Te agradesco los golpes y cariños
Tú enseñanza no será truncada
Desde mi guarida atrinchero mis delirios
Como ofrenda para los camaradas
Anargista, Poeta y Niño
Animal incendiario de tradiciones olvidadas
Mis cenizas serán el veneno de tus hijos
Y ellos agradecerán las pautas marcadas
Brillando noblemente en el firmamento
Nébeda, Bako y las Luces Doradas
Eternos cambios sin tiempo
Es el momento de enterrar sus moradas
Muerte al orden establecido
Unica salida para esta raza tan odiada
Amor es el único destino
FATIGA DE UNA MUERTE ANUNCIADA.

viernes, 2 de noviembre de 2007

SILENCIO.



Un grito rebentó la noche:

- ¡NOOOOOOO!

El cuchillo entró una y otra vez, rompiendo la piel, despedazando la carne.

Otro grito junto a varios más.

- ¡AAARGHHH!

Todos en la misma tonalidad, en medio de la obscuridad de la calle, sobre la soledad del pavimento, enrojecido con la sangre derramada. Un cadaver, moscas buscando alimento, cae el sol, calor, putrefacción.




Recuerdo que te conocí cuando era un niño, en medio de los recreos, mientras nuestros compañeros jugaban a crecer, cuentos infantiles, la escondida, la pinta y el balón pié. Ese era el movimiento de nuestros pares, y nosotros soliamos quedarnos a la deriva, observando, observandolos, a veces intentando integrarnos a sus actvidades, pero nunca lo logramos, no pertenecíamos a ese movimiento, eramos como extraterrestres en misión de investigación, o como arañas tejiendo su tela, en nuestro rincón.

Lo mismo pasaba en el salón de clases, siempre nos molestó que los niños se nos acercaran sólo para obtener buenas calificaciones, mientras ellos alborotaban las clases, nosotros escuchabamos con atención, ubicados en los últimos puestos de la sala, para poder así observar mejor, al profesor, su clase, la ventana, el exterior, y claro, también a los juegos de nuestros compañeros que nos hacían romper en carcajadas armoniosas y sin sentido, riendonos de la estupidez humana.

Crecimos juntos, uno al lado del otro, o mejor dicho, uno a un lado y el otro al otro; sólo hablabamos para bromear, comentar algun libro o para hacer los trabajos en pareja que se nos encomendaban. Crecimos juntos, pasaron años de esta forma, llegó el momento de salir del colegio, y yo no sabía que hacer, a algo me debia dedicar, sólo sabía que el trabajo inmediato no era para mi, no quería caer en el gusto de ganar dinero, prefería seguir estudiando, aún mi enseñanza no estaba completa, lo sentía, pero mis razonamientos no me llevaban a nada en especifico, angustiosamente me preguntaba que camino tomar, que rumbo seguir, y sin encontrar respuesta alguna, exhausto te preguntaba que opinabas al respecto, que harías en mi lugar, y tú me mirabas a los ojos y con una seguridad inquietante me decias siempre las mismas tres palabras:

"Pregúntaselo al silencio".

Luego de hacerme sentir tu seguridad al respecto, me contabas que te irías a trabajar al campo, en la parcela de tus abuelos, con loa animales y la vegetación, me lo contabas con una alegría casi imperceptible, pero real, habías encontrado tú camino, mientras yo me quedaría acá en la ciudad, con sed de conocimientos y una inquietud grave respecto al mundo, este mundo, el que vemos día a día, cada uno con una rutina clara, tan clara que deja de tener sentido frente a la vorágine del ritmo marcado, pierden sentido, y yo aún no lo encontraba, y por lo tanto y con mayor razón no estaba dispuesto a perderlo sin siquiera haberlo encontrado.

Así pasaron los días, tú ya te habías ido, "al viejo nuevo mundo", como le solías decir, y yo me quedé, enigmático y errante, las personas circundaban en sus rutinas y yo presentía que poco a poco también caía a una, al propio círculo de preguntas y respuestas, respuestas abiertas, preguntas ambiguas, y un mundo que se movía más y más rápido, inversamente proporcional a mi movimiento; eso me agotaba, perdí energías, y ya con suerte me acordaba de mi vieja intención de encontrar mi lugar en el mundo, el aprender para hacer se había transformado en el olvidar para aliviar, mi disfunción social me hizo colapsar, y una noche como cualquier otra escapé de casa, sin despertar a mis padres tomé mi abrigo, mi cuaderno de notas, y salí, con la más absoluta intención de no estar ahí.

Vagué durante largas jornadas, en el abismo de días y noches sin sentido, me hize un lugar entre los borrachos, drogadictos, delincuentes y prostitutas, todas personas que tal como yo habían perdido sus hogares, sin techo y sin refugio, todo por ganar un poco de libertad, la libertad insensata que se presenta majestuosa frente a los ojos del éter mundano, eramos los fantasmas de la ciudad, hambrientos y con un sentido cada vez más irracional.

Una noche de lluvía y frío, me refugíe bajo un puente, entre ratas y mierda de ciudad, oculto del mundanal ruido e intentando no mojarme demasiado ni pasar mucho frío. Estaba ahí, oculto entre las sombras e intentando sobrevivir, cuando sentí que alguien se acercaba, era una pareja de jóvenes, ella luminosa y alegre, y el cálido y bondadoso, eran miembros de alguna iglesia local, una pastoral juvenil en misión de ayuda al necesitado, traían comida y abrigo con las manos abiertas, los recibí feliz, se los agradecí mucho, me invitaron a una casa de acogida financiada por su templo, y ahí me quede, recobrando mis energías perdidas.

Gracias a estos jóvenes fué que logre reencontrar, o mejor dicho, redescubrir mi rumbo. Me quedé con ellos bajo el cuidado de su iglesia, aprendiendo de sus costumbres, y escuhando atento los sermones del parroco, me fuí interesando poco a poco en la forma de vida de estas personas, ellos se veían felices, y eso me hacía sentir que estaba en el lugar correcto.

Una mañana, mientras barría las hojas del patio, el parroco se me acercó y me dijo que tenía que hablar conmigo. Fuimos a su despacho, un cuarto lleno de libros e imágenes alusivas al padre, al hijo y al espíritu santo, me dijo que me sentara y comenzo a hablar:

"Hijo, debo contarte una triste noticia, tus padres han muerto, anoche un incencio deboró tu antiguo hogar, acabando con sus vidas y todas sus pertenencias. Lo siento. Debes resignarte y estar en paz".

Lloré, lloré mucho, no sabía de mis padres desde aquella noche hace seis años cuando escapé de mi hogar, no había querido volver ni visitarlos pues no me sentia bien con su forma tan productiva de vivir, trabajando tanto que se habían olvidado de sí mismos y también de mi hermética personalidad, por eso es que había escapado; pero de todas formas su muerte me provocó un dolor intenso, me hizo recordar quién soy y finalmente los deje ir en paz gracias a la ayuda de esta comunidad eclesiastica que nunca me abandonó. Tánto fué su acogida conmigo que lograron despertar en mi el interés por los misterios de la biblia, me acerqué a dios y a su mensaje, acompañé en sus servicios al parroco y a toda la comunidad del templo; hasta que una mañana lo ví claramente, este era mi rumbo perdido, lo había encontrado y debia dar un paso importante, lo hice, entre al seminario.

Después de unos años lo logré, ahora era sacerdote, la palabra de dios corría por mis venas y mi misión era entregarla a la comunidad, ser un buen pastor y dirigir al rebaño por el camino de la fé y la buenaventuranza. En el seminario aprendí muchas cosas, teología, trabajo social, comunicación y entrega desinteresada, aprendí los ritos sagrados y los misterios me fueron develados, opté por el celibato, por dios dí mis votos y así debía perdurar.

La primera misión que se me encomendó fué la de reemplazar en sus funciones a un anciano sacerdote que había muerto hace poco debido a una avanzada enfermedad. La comunidad era un pueblo rural en el sur del país, viajé hasta allá y cumplí con lo encomendado, ser pastor para estas ovejas.

Todo funcionaba normalmente, sólo una cosa no lograba comprender y me costaba mucho aceptar, la pobreza, simplemente no la entendía, porqué unos tienen tanto y otros tan poco, incluso llegué a incluir al propio vaticano lleno de oro y riquezas dentro de estos pensamientos, pero por temor a dios preferí callar, callé y simplifique todo a dirigir mi atención a mi rebaño, de ellos era de quienes me debía ocupar.

Una tarde mientras cumplía con el rito del confesionario, un joven entró al cubículo a develarme sus pecados; tal como corresponde a mis funciones lo escuché con atención, y de cierta forma logré identificar en sus inquietudes al enigmático y errante joven que yo fuí hace años atrás, lo escuché y luego le dije lo que debía hacer, el se fué aliviado y luego comenzo a asistir con mayor regularidad a las actividades que desarrollabamos en la parroquía. El me decía que se sentía protegido por nosotros, y en especial por mí, y yo me sentía feliz de poderlo ayudar.

Día a día este joven se acercó más, formamos un lazo de amistad, era una bendición de dios, nos ayudabamos mutuamente, el cumpliendo funciones en la pastoral juvenil, y yo guiándolo y apoyándolo. Hasta que un día ocurrió lo que nunca pensé podría ocurrir, estabamos en el templo a puertas cerradas y el se acercó mas de lo acostumbrado, me acarició, me besó, yo me deje llevar por su juvenil enstusiasmo y frente al crucifijo y al altar caímos en un acto carnal y salvaje, el me decía:

"Padre, no te procupes, somos dos animalitos del señor".

Yo le creí, le encontre sentido, y nuestro sexo se hizo divino, a nuestros ojos se trataba de una relación bendecida por dios, y sin contarle nada a nadie, hicimos de este acto un rito mas para nosotros, un rito privado y frecuente, lleno de amor y de la gracia del señor.

Así pasaron días, luego meses y años, conocí a su familia, pobre pero honrrada, el encontró trabajo en una parcela y con ello nos fuimos viendo cada vez menos, yo lo comenze a extrañar, su presencia me vitalizaba y su ausencia me hacía caer en la nostalgia de la vejez. Los días sin vernos se hicieron más y más largos, hasta el punto en que no soporté mas y decidido lo fuí a buscar a su trabajo.

La parcela estaba alejada del pueblo, más allá de sus límites, de ello me dí cuenta cuando en el trayecto ví como quedaba atras el viejo cementerio local, al pasar por ahí de cierta forma sentí como salia de los límites de mi comunidad. Dejaba atrás a mis ovejas y presentía que de cierta forma estaba entranto en territorio de lobos, con sus leyes y sus propias costumbres.

Llegué a la parcela, entusiasmado por ver a mi hijo entré veloz sin avisar a nadie; por sus cartas sabía que el trabajaba en la barraca, asi que me dirigí ahí. El lugar me causo temor, demasiada soledad y silencio confundian mis sentidos, parecía como si este lugar fuese obra del demonio, entonces ví la barraca, una gran construcción avejentada por el tiempo, entre sigiloso y ahi lo vi, mi niño estaba trabajando arduamente, cortando y cargando madera, se veía sudoroso y agotado, hasta que me vió y me dijo:

- ¡Vete de aquí!. no es bueno que estes aquí, ni para tí ni para mí.

- Pero hijo mío. Te extraño mucho. Vine exclusivamente para poder calmar mi angustia por no estar a tu lado.

- Padre querido, mañana iré al templo, junto a dios estaremos, por ahora debes irte.


Sentí que lo que mi niño decia era verdad, así que partí y lo deje ahi, ciertamente con una sensación de que ese no era lugar para que un buen cristiano como el trabajase. Pero me alejé confiado en que al día siguiente podriamos estar juntos, padre, hijo y espíritu santo, como debe ser.

Al salir de la parcela, esperando un bus que me llevase de regreso al pueblo, un lujoso auto negro se detuvo frente a mí, sus vidrios polarizados no me dejaban ver de quien se trataba, hasta que bajó uno de ellos y lo logré ver, era mi viejo amigo de la infancia, era él, y me invito a subir a su auto para llevarme al pueblo.

Conversamos mucho, le conte la historia de mi vida, y el me contó la suya, me dijo que esta parcela donde trabajaba mi hijo era de su propiedad, parte de su propiedad, que se dedicó a trabajar en el campo con sus abuelos obteniendo muy buenos dividendos económicos, el campo y los negocios eran su vida, sólo una cosa me hizo desconfiar de el, tenía muy mal catalogado a mi hijo, se refirió a el como un "Maricón, sucio, flojo y ladrón", y me dijo que yo como sacerdote debía corregir su camino antes de que se perdiera definitivamente.

Me dejo en la puerta del templo, y prometimos vernos a la noche siguiente en la plaza del pueblo para charlar sobre algunos proyectos de beneficencia que a ambos nos interesaba implementar en la comunidad, en ese sentido podriamos hacer un buen equipo, cada uno con sus propias particularidades. Nos depedimos y yo silenciosamente me dirigí a mi cuarto, oré un par de horas y me dormí agotado, había sido un largo día.

Al día siguiente, mientras desayunaba, un joven feligrés llegó corriendo y agitado hasta mi mesa, y entre nervios, lágrimas y desazón me dijo:

"Padre, Padre, vea, lea el periódico de hoy, algo terrible a ocurrido".

Ví el periódico y comprendí e hice mío el alterado estado del joven feligres, en el periódico decía:

JOVEN TRABAJADOR DE PARCELA FUE ENCONTRADO MUERTO.
EL PRINCIPAL SOSPECHOSO ES EL DUEÑO DEL FUNDO, QUIEN SE HA DADO A LA FUGA.

Grité, lloré y maldecí, se trataba de mi hijo y de mi antiguo amigo, no lo podia creer, por momentos se me derrumbo todo en mi mente y corazón, dejé el desayuno a medio terminar y me encerré en mi pieza durante todo el día, me encerré con llave y dí ordenes de que nadie me molestara, así fué y durante el día caí preso de la mas absoluta confusión.

"¡¿Porqué?!, ¡¿Porqué?!, ¡¿Porqué?!".

Me gritaba incesantemente sin encontrar respuestas. Hasta que el agotamiento de la crisis me hizo caer dormido, soñe, ví a mi hijo con el rostro de cristo, crucificado en las maderas de la barraca, y ví a mi viejo amigo azotándolo y ríendo a carcajadas, carcajadas diabólicas.

Desperté, fué un sueño revelador, ahora lo entendía todo, la luz de dios se me presentó majestuosa en este amargo momento, y algo debía hacer con ello, yo era el sacerdote, por lo tanto iluminado sabía que, como y donde debía hacer la obra del señor.

Era de noche, y algo me decia que mi viejo amigo, a pesar de lo ocurrido, si se presentaría en la plaza del pueblo tal y como lo habíamos acordado en nuestro último encuentro. Me dirigí ahí y espere bajo la sombra de los árboles, me encontraba en la obscuridad absoluta, nadie me podia ver, esperé atento y concentrado hasta que sucedió lo que todos ya saben.


Un grito rebentó la noche:

- ¡NOOOOOOO!

El cuchillo entró una y otra vez, rompiendo la piel, despedazando la carne.

Otro grito junto a varios más.

- ¡AAARGHHH!

Todos en la misma tonalidad, en medio de la obscuridad de la calle, sobre la soledad del pavimento, enrojecido con la sangre derramada. Un cadaver, moscas buscando alimento, cae el sol, calor, putrefacción.


Las ovejas no comprendieron a su pastor, lo encerraron y aquí estoy, me dieron por loco y estoy encerrado junto a la celda de un tal Orias; ya no tenía mucho que hacer, solo oraba diciendo "Perdónalos señor porque no saben lo que hacen"; y de vez en cuando volvía de mis más relegados recuerdos la imagen de mi viejo amigo, ensangrentado, con las profundas heridas de los cuchillos que utilizé para darle la bendición de dios, con sus heridas como estigmas y un crucifijo enterrado en su cabeza simulando ser la legendaria excalibur, que entierra al poder en las rocas ancestrales.

Ahí estaba mi viejo amigo diciendome las mismas palabras que pronunció años atrás:

"Pregúntaselo al silencio".

Yo lo veo y lo escucho, luego el se vá y yo me quedo aquí tratando de comprender esas palabras. Me duermo y despierto, quizás estoy soñando, no lo se. Salgo al patio y veo a Orias escribiendo con una rama en la tierra exactamente esas mismas palabras. Me sorprendí mucho al verlo escribir eso, pero preferí callar ya que una sola cosa ha logrado calmar mi espíritu: "La paz está en el silencio". De esta forma hize del hermetismo mi escudo, mi arma y mi corazón, guardé silencio y entregué mi alma a dios, caí en el olvido y ya no recuerdo ni quien soy, "¿Lo recuerdas tú?", esa es tú misión.

viernes, 7 de septiembre de 2007

MUTACION


Me encontraba caminando por el bosque, bajo una noche negra y un frío que me atravesaba los huesos, me fijaba atentamente en las formas que se creaban en el cruzar de la luz de la luna y en los sabios y añejos árboles que se imponían como grandes estandartes de un cementerio al cual me sentían permanecer. En ellos observaba las mas diversas figuras, formas y fondos que la mente humana pueda imaginar, y me dejaba envolver en su misterio, olvidándome cada vez mas de que el mundo al cual yo pertenecía no es este al que me invitan entrar, lo olvidaba, y me dormía en la hipnosis de su pasión onírica.

Al rato desperté, y me encuentro en un lugar que no conozco, siento el frío de la tierra y unas imponentes paredes agrietadas me construyen un camino que tendré que recorrer, todo eso lo sé porque se palpa que es así, pero nada se puede ver en este lugar, es la oscuridad absoluta y yo sin saber como llegue hasta aquí.

Me levanto y comienzo a caminar instintivamente tratando de encontrar alguna salida, o mejor aún, una respuesta con la cual abrir el candado de este cubo y así poder develar esta incógnita. Sigo caminando durante un rato y cuando ya me estaba acostumbrando a esta ciega ritualidad veo a lo lejos una débil e intermitente luz roja que me saca sorpresivamente del letargo y me abre una posibilidad cierta a eliminar esta ilusión.

Al rato llego hasta la fuente de esa luz, esta proviene de un piso inferior del cual además emana un denso humo que dificulta la respiración, una grieta demasiado profunda ha formado un agujero improvisado por el cual ingreso al sub suelo. Ahí logro ver que aquella luz roja proviene de una gran cantidad de fuego que en los horizontes actúan como infernal muralla a esta inusual habitación, demasiado amplia diría yo como para serlo, y al topar con mis pies en el suelo de tierra removida, automáticamente suena una intensa y angustiante sirena, a un volumen tan alto que me remece desde las entrañas hasta la corona del do. Miro asustado a los lados, por si viniera alguien, pero solo veo aquella infernal muralla que con su humo se torna aun más intimidante; aquel humo se torna cada vez más intenso, insoportable, al nivel de la ceguera blanca, ya nada veo, solo este maldito humo que me hace toser y toser, perdiendo mi oxigeno, y cayendo rendido otra vez, al portal de la inconciencia.

Nuevamente despierto, pero ahora unas fuertes correas me tienen atado a esto que me sirve de respaldo, por lo que puedo sentir se trata de una base de madera sobre la cual estoy acostado y amarrado, mirando la inexistencia de un cielo, sintiendo el calor de un fuego, y escuchando unos cantos tribales que me sumergen en la desesperación absoluta, oigo cantos.....


    .....AAHEM DEI LOOM...
    ...BUURR NAARDEM BOOR...
    ...FAMBRIS NAK ERTEM...
    ...MOOR MOOR GOOR...


Ya no entiendo nada, desespero y grito, trato de zafarme y no puedo, grito por un horror oculto, siento que mi vida corre peligro.

De improviso se aparece frente a mi vista una criatura inexplicable de carne oscura y fangosa, envuelto en una capa tan negra como el mismo, posa su garra maloliente sobre mi frente y comienza a gruñir como una verdadera suplica...

    ...GAAAAR... DER FOOM...
    ...GAAR... COM MEER...
    ...NAAR... NARDEM GOOR...
    ... NAAAK EN SOOM...


Entonces esta criatura comienza a apretar mi cabeza con su garra, la aprieta con gran fuerza, con una fuerza inaguantable y dolorosa, lo sé, ha llegado el momento de mi muerte, lo sé, así que creo que es mejor dejarme caer al inconciente antes de sentir la explosión de mi cráneo.

Ahora solo veo mi cuerpo inerte, mi cabeza reventada sobre ese altar de maleficios, mi sangre derramada sobre un montón de huesos, me veo, me despido de mi carne, y me voy más allá de aquí mismo, otro lugar me espera, ahora solo quiero descansar.

***

jueves, 30 de agosto de 2007

POST MORTEM.




El ambiente cargado al gris, y una fría brisa arrastrando los escombros por el callejón, escombros de una funesta batalla, sin logica pero muy pasional; y en los cansados recuerdos, rostros reflejos de lo que ya no es. Este es el frío paisaje que reina en los instantes posteriores a la debastación; estos son los paisajes y no otros, los que se presentan como gloriosos padres de la muerte y la destrucción.

Si no te lo he dicho, soy un sobreviviente, y ese frío paisaje del que les hablaba no es mas que un retrato intrinsecamente exclamativo de la cruenta batalla que se liberó ayer, la guerra de las razones, la busqueda de la verdad. Y pensar en tantas vidas que se hubieran salvado si se hubiesen detenido a observar con mente inquisodora y corazón salvaje, si se hubiesen percatado de la visión encriptada del universo, gigante, inmenso, con luces de vida y una infinita obscuridad que lo sostiene todo, infinita nada, infinita muerte.

Tan solo si se hubiesen dado cuenta, tan solo si se hubiesen rebajado en nombre del infinito todo, tan solo si... pero no, ahí los puedes ver, cuerpos en proceso de descomposición, tirados en el cemento, unos sobre otros, tan solo siendo una parte del frío paisaje, una parte sin consciencia, sin existencia, que ya no esta aquí.

Me quedo durante unos segundos observando, estoy en mi hogar, o en lo que queda de él, un departamento cuya sala de estar voló de su estructura sólo quedando la mitad de lo que fué, de manera tal que la inmensa imagen post mortem se deídifica de forma magistral, tan absoluta que se impone ante la angustía de este sobreviviente, que se encuentra solo, sin saber si en alguna de esas destruidas torres existirá algún otro, alguien, algo, lo que sea que de esperanzas de una salida, de un quiebre a esta realidad carcomida, un sueño, una visión.

Entonces, al percatarme de ello, nuevamente las paradojas de la vida cuentan su chiste, tal como aquellos cerros de huesos desparramados, que en su momento tuvieron la posibilidad de ver, ahora soy yo, quien se encuentra ante la urgencia de la visualización, del paso al otro lado de la selva que se da cuando reconoces, tan triste y simple como eso, no hay nada nuevo, solo cosas conocidas que las puedes volver a conocer, nada mas, nada.

Y me quedo sentado, en el mismo lugar, sin moverme, como en un estado de trance, ensimismado en un viaje al otro lado del agrio sol, esperando respuestas, buscando soluciones, queriendo escapar, de alguna forma, de tan abismante condición, espiral de muerte, encerrado en tú traición, tán sólo siendo como engranajes de tu debastada nacíon, la bandera quemada y los cuerpos tirados en el callejón... miro aquellos cuerpos, abajo, al menos ya no sufren, simplemente ya no estan aquí, los miro y me acuerdo de ese infinito universo que lo contiene y lo es todo, y entonces me veo, me doy cuenta de que tal como los planetas son pequeñas luces de vida en la inmensidad de la nada, así mismo yo soy el unico vivo en esta abismante carnicería post mortem, soy una luz, soy el universo, se acerca el piso, se acerca el cemento, cada vez más rápido, se siente la vertiginosa alegría de la libertad, cercanía de la libertad, incontrarrestable gravedad, piso, cemento, carne, huesos, sangre, muerte.

¡Si!, creo que fué mi mejor opción, no me arrepiento de la caída, dejé mi cadaver junto con el de los demás, y ahora vago entre luces, viajando eternamente sin destino ni lugar, soy una estrella, lo sigo siendo, ante el mismo antagonista con otro disfraz, sigue siendo lo mismo, el yo y la verdad. A estas alturas uno ya pierde energías, y el movimiento surge de la inconsciencia, a estas alturas del juego uno olvida, olvidar como respiro y como pasión; a estas distancias de un inicio, un final tampoco es hogar; simplemente somos neblina en la noche, existencia inconciente por voluntad, no hay mas salidas para los desertores, y yo me siento tristemente orgulloso de mi libertad, ¿libertad?, bueno, al menos eligo si quiero o no quiero participar.

miércoles, 29 de agosto de 2007

NUEVO BLOG

Debido a lo confusa que se me tornaba la pagina mesclando textos con videos, cree un nuevo blog personal, esta vez dedicado a todos los videos que me gustaria destacar, a aquellos que ya son mis favoritos, y a los que no se deberian dejar pasar.

Esta nueva pagina es

http://videospalgato.blogspot.com

PIXELIZACIONES DEL YNFRAMUNDO

Podran encontrar siempre el link junto a las demas paginas recomendadas que he enlistado en este blog.


De esta forma, los videos que tenia aca, los traslade a este nuevo lugar, para dejar asi a "KALLEJONES DEL YNFRAMUNDO" como el hogar de mis textos en la red.


salu2!



V.

jueves, 19 de julio de 2007

EL VIAJE DEL HEROE.

..."EL VIAJE DEL HEROE"...


Estaba sentado sobre el mundo, un mundo que daba vueltas con una energía propia, tan escencial que estando dentro de él no lograba percibir su rotación.


Pero pensaba, y gracias a ese pensar poco a poco fuí dándome un impulso para viajar, lejos, tán lejos como para llegar a mi propia escencia, sin darme cuenta realmente de lo que ello significaba, sin darme cuenta realmente que aquella imperceptible rotación era propia, nada más que mi propia vitalidad y nada menos que mi propia muerte celestial.


Iniciando entonces aquel viaje, fuí reconociendo un pasado perdido en el olvido de la carne, en la lujuria del tacto consciente; fuí reconociendo, primero por medio de las voces, voces que nadie en el mundo podía oír mas que yo, es decir, eran mensajes provenientes de la escencia del mundo a mi propio ser, que me eran comunicados por medio de las emociones, emociones que poco a poco, equitativamente al nivel del dolor que me provocaban me iban despertando cada vez más, hasta darme cuenta que con aquella ancestral primera emoción había comenzado el viaje que me llevaría al tesoro bajo el arcoíris.

Mientras avanzaba en mi espiral interior, otros mensajes me eran comunicados, mensajes que ocupaban como llave a mis sensores, mis portales, mis puntos luminosos que me conectan con el otro lado de la existencia, la que se encuentra mirando desde el tercer ojo hacia adentro. Eran imagenes, sonidos , aromas, texturas, señales, cada una de ellas estructurada de tal forma que eran analogas a cualquier civilización, y como tal, impulsada a la involución, para llegar en algún momento al punto escencial, la única realidad, más allá del hombre, más allá de los arquetipos, más allá de la herencia nunca pedida, pero que a pesar de todo consiste en el punto de partida para este viaje llamado interrogación.


Entonces, una vez abiertas y cruzadas cada una de las entradas, salgo aquí, a este lugar mientras leo, a este lugar mientras escribo y pienso, según sea mi voluntad, para empezar a responder las cuestiones que siempre han existido, pero que sólo ciertos individuos, que sólo ciertos animales pueden darse cuenta de su existencia, para responder para sí mismos por ejemplo, ¿qué es el amor?, ¿qué es la muerte?, ¿que es la vida?, ¿qué es el odio?.


Y esa respuesta que ahora encuentro es tán fugaz que prefiero dejarla plasmada aquí, en estas líneas, con las que se construyen los ríeles de la comprensión, para comenzar asi la segunda parte de este viaje, es decir, la negada conclusión, es decir, la destrucción del todo, para construir desde la nada un nuevo mundo, uno que tal como el anterior es propio, era y será yo mismo, pero que entonces será conscientemente mío, dios de mi mundo y demonio de mi realidad.



SIN CONCLUSION.


***SIN CONLUSION***

Más adelante, entre las dudas de un camino prohibido, pero soñado, cargado de mierda y pisoteado por elefantes; más elevado y más profundo, hundido, como una puñalada y una balada solitaria, como un mundo y un perro ladrando a su amor, amor, nada más que una luna y una pasión, ciega al tacto, ciega al hedor; compulsión, rebelión, contagio de ideas entre danzas macabras, y recuerdos, añoranzas nostalgicas flotando en una nube de alucinación, en una pantalla de recreación.


Una mano tendida, helada, acariciante, con piel felina, como dulces de drogadicción, camino, huyo, resbalo y te miro, a tus ojos perdidos en la cruz, a tu corazon protegido por el temor, ¿qué te pasa?, ¿porqué no hablas?, las vibraciones se transmiten, mutan y ambicionan, desean pero por sobre todo creen, con una firmemente arraigada fé en si mismo,en su imagen interior y su reflejo al sol, sol de rostros, sol de sonrisas que me atraviesan, abren, despedazan... y ahí quedo... entre el amor y la duda, angustia inexistente, tras un rastro de locura, inexistencia inexistente, en una metacomunión que arde, quema y destruye, dejando tras de sí dolor, muerte, y tus lágrimas inconclusas, dejándolas, pasándolas, olvidándolas, como un oficio de labrador, artesano de la transformación.

Sólo siento, siento solo, y pienso sobre este banco en la esquina del dolor, contemplo la obscuridad que he creado, y las mentiras que he consumido, la exquisita mierda que he consumido saboreándome de su asquerosidad, eso, eso es un punto de filiación, de afiliación, de autentico sabor a yo.


Detalládamente, comienzo, desarrollo y fin, para un nuevo comienzo seguido por un espiral de parafina, siendo mi vida de fuego, siendo yo un juego, te quiero, ¿porqué cuesta tanto decir eso?, te quiero, y no me canso de decirlo, pero me agoto por acallarlo, es la defensa del hombre, la milicia de su brillo, de su resplandeciente y embriagadora escencia de tierra, escencia de conexión, y libertad que se encuentra al decir otra vez que mi emoción me embarga; y trago saliva para luego escupirla sobre tu ego, que tal como el mío es el verdadero escudo, el real guardián del farol, que respira gracias a su propia belleza, pero que se ahoga por su autismo, autopista al infierno, autopista a los cinco elementos, fin, ¿fin?, sin conclusión, sin definición.