lunes, 4 de junio de 2007

ENCIERRO.


“ENCIERRO”.

No se cuanto tiempo ha pasado, solo se que las plazas y las calles ya son solo un recuerdo lejano de mi vida, son como un sueño perdido y que no he de reencontrar aquí entre rejas, pinchazos y colchones.

La única compañía que encuentro en este lugar son la luna, las estrellas, el sol y sus nubes, que se elevan por sobre las paredes y sus alambres de púas, puesto que mis compañeros hablan un idioma desconocido y los carceleros un tecnicismo irreconocible. Frente a eso la soledad se siente tan aguda que a pesar de no entenderles me acerco a ellos de todas formas, para luego salir corriendo, escapar, pues me persiguen y me quieren matar.

La otra opción es hablar conmigo mismo, buscar al interlocutor interno y cruzar los dedos para que se encuentre de buenas ganas, pues si no es así se pelearan y me herirán, dejándome a la deriva, shockeado e irracional.

Ahora si me ubico en un buen momento, este se alarga y me converso, y profundizo, llego a abrir las puertas del cielo y del infierno juntas, conversándome en ese otro ambiente, olvidando mi cuerpo y negando la realidad, creyendo que cualquier cosa es posible, pues yo soy dueño de este mundo, de mi mundo y mi individualidad.

Y mientras la conversación se prolonga y se prolonga, la luz ya no es luz y su consiguiente oscuridad vuelve a ser luz, para luego darme cuenta que la ultima festividad ha llegado otra vez, con sus brillos y guirnaldas, con su tiempo fundido en conversación, comunión conmigo mismo, exilio de la paridad inconciente de lo que significa no entender vuestra canción.

Pero como los ornamentos se repiten, recuerdo nuevamente que lo onírico pareciera ser la verdad, que en mis sueños veo paisajes, y que esos paisajes parecieran tener vida, una vida universal a la que probablemente mas no seguramente yo pertenecí. Son flashazos de otra época, una época lejana pero que se siente como propia, una época que me hace pensar en el ¿Por qué mis recuerdos son realidades oníricas?, y pensando en eso me pregunto ¿Por qué pienso en eso?, y mas aun ¿Por qué pienso?, ¿Quién soy?, ¿pienso?, ¿soy?.

Entonces me mareo, me embriago en elucubraciones marcianas, en oraciones sin objetivo pues no tienen una solidez estructural, se me revuelve la cabeza con tanta introspección y me siento naufragar sin época, sin ambiente, sin razones y sin vida, me ahogo en desesperación, muero sin saber que es morir, tan solo sintiendo una punzante angustia en el corazón, tan punzante que me hace estirarme para poder agarrarme de algo con que sostenerme, o simplemente sentir la solidez del material físico, de lo palpable y macizo, de algo que tenga volumen y ocupe un espacio con su masa, para así volver forzosamente a la realidad física colectiva donde poder respirar y no morir. Estoy en eso, tratando de tocar algo, cuando con mi puño choco en algo blando, después lo compruebo, a continuación empieza a emanar un liquido rojo, lo compruebo, sale mas y mas hasta que siento un duro golpe en la espalda, unas fuertes amarras en mis brazos y piernas, una fuerte tela alrededor de mi cuerpo que me agusana, soy un gusano, el niño gusano que quiere aprender a volar, veo rostros, veo nada.

Despierto, no se que hora es, que fecha, que año, ni quien soy, solo veo que hay luz allá afuera y que aquí hay paredes blancas y blandas donde se puede rebotar, resulta divertido rebotar en las paredes, divertido y cansador, así que como puedo, con mis amarras que me recuerdan mi naturaleza gusanesca, me siento a descansar, a respirar, y a pensar en que seria bueno hablar con alguien, busco a alguien con quien conversar en este cubículo y encuentro una sombra frente a mi, que se mueve y me dialoga con su movimiento y me hace dormir meciéndome en su oscura e inquietante naturaleza de perversión.

Nuevamente despierto, pero ahora estoy sobre una cama en una pieza con una gran ventana a un pequeño patio, simplemente reposo y no me esfuerzo, no tengo ganas ni energía para moverme así que me quedo tranquilo, esperando nada y mirando el techo; en eso estoy cuando poco a poco y lejanamente voy escuchando una voz que dice “Alex, Alex, ¿me escuchas?, Alex soy yo, Andrea”, no entiendo de quien será esa voz, ¿quien esta hablando?, ¿Quién es Alex?, ¿Quién es Andrea?, y se vuelve a escuchar, ahora puedo decir que es una voz bastante agradable y con un tono bien tierno que me gusta por lo que la escucho con mayor atención “Alex, mírame Alex, mírame, soy yo, Andrea”, mientras dice eso me mueve suavemente el rostro para posibilitar la vista de un ángel, un hermoso ángel de nombre Andrea, “Alex, ¿me recuerdas?, Alex, estoy aquí contigo, estoy contigo, ya no te preocupes, soy Andrea, ¿recuerdas?, estoy contigo…”, al decir eso me acaricia cariñosamente el rostro y mi mano, y con eso voy recordando, este ángel lo he visto en mis sueños, en aquellos sueños con plazas, calles, gente, mis sueños me acompañan cuando estoy despierto y se encarnan en esta presencia angelical, “Andrea, Andrea, ¿eres tu?”, “si mi amor, si, soy yo, soy yo, ya estoy aquí Alex, que alegría, me recordaste, ya veras, poco a poco todo volverá a la normalidad”; la verdad es que solo la recuerdo de mis sueños, pero de los mejores sueños que he tenido, por lo que el hecho de que este aquí, acompañándome, me hace muy feliz y la abrazo fuertemente para saber que es verdad, que esta aquí de verdad, y si, lo es, es la realidad que siempre quise encontrar, es un sueño hecho realidad.

Ahora, después de 10 años de aquello, agradezco inmensamente a mi ángel, gracias Andrea por irme a buscar, gracias por no dejar que me pudriera como un anónimo loco más.

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