lunes, 4 de junio de 2007

LOCURA.

LOCURA.

Abrí mis ojos, aparentemente estaba dormido, y aparentemente había despertado; pero esto es algo muy extraño pues ahora siento que lo que se me presenta ante mis ojos es solo un sueño pues aquel lugar tan blanco, limpio y silencioso en el que me encuentro es tan irreal dentro de mi contexto de vida que aunque los pinchazos recibidos de parte de las señoras de blanco en verdad me duelan, no me convenzo de que esto sea real, debe ser solo un sueño.

Nuevamente salgo de la serena oscuridad que mis ojos cerrados me entregan, para que mis pupilas me muestren una continuación de la pesadilla, no entiendo absolutamente nada, ¿porqué hay gente de blanco con una actitud de ser personas muy ocupadas?, ¿porqué me traen comida cuando lo que menos tengo es hambre?, ¿porqué estoy sobre una cama vestido con un plástico celeste?, ¿porqué están aquellas cortinas que me separan de otras personas?, ¿porqué se aparece repentinamente el preocupado rostro de mi madre?, ¡¡¡Que alguien me explique ¿Porqué estoy aquí?!!!... Pero todos siguen su curso, dejando que mis interrogantes se esfumen en el tiempo que sé que existe, pero que no tengo la mas mínima idea del tiempo en el que me encuentro; claro, ¿cómo voy a saber responderme todas estas preguntas si ni siquiera sé si estoy soñando o estoy despierto?.

Los momentos transcurren, por lo tanto el tiempo también lo hace, mientras que sigo tratando de darle respuesta a mis interrogantes que cada vez son más. De pronto, detrás de la cortina derecha escucho mucho ajetreo, algo pasa allí, hago un esfuerzo por alcanzar aquella muralla de tela colgante y logro correrla para satisfacer mi curiosidad; y me encuentro con que allí está mi madre, acostada y vestida al igual que yo, pero ella se ve que esta sufriendo mientras que las personas de blanco le ponen instrumentos extraños en su cuerpo, me asusto mucho, sufro al ver en este lamentable estado a mi madre, vomita por un extraño tubo y deja que las personas de blanco la sigan manoseando mientras me mira con un afligido rostro, estoy muy angustiado ante estas imágenes, me siento impotente ante esta situación, realmente sufro; y de pronto, a mi izquierda escucho la voz de mi madre, volteo y ante mis extrañados ojos la veo parada y vestida con su maletín al hombro, y me dice : “Te llevaremos a otro sitio”; ahora si que no entiendo nada, ¡¡¡¿Qué mierda está pasando aquí?!!!.

Ahora arrastran mi cama; si es que a este montón de fierros con una colchoneta encima y ruedas debajo se le puede decir cama, me llevan por varias habitaciones, todas distintas, pero todas blancas, mientras en el trayecto veo muchos rostros que me miran con preocupación; para así llegar al exterior, donde un sol que ataca cruelmente mis ojos me acompaña hasta que me suben a la parte trasera de una camioneta techada, mi madre también sube y me acompaña a mi lado, cierran las puertas del vehiculo y luego este comienza su camino. Me hablan de fútbol y yo escucho sin entender mayormente las cosas que hablan, y las que entiendo solo me dicen incoherencias, es un viaje donde experimento una verdadera asfixia auditiva, y para colmo de pronto escucho una ensordecedora sirena que me asusta muchísimo y me hace llorar; veo que el copiloto le dice algo al chofer mientras mi madre me aprieta la mano, de pronto el ruido se acaba, pero los sonidos continúan; trato de decirle algo a mi madre, pero ni yo me entiendo que es lo que dije, ¡¿Porqué cresta estoy hablando en estas inútiles metáforas?!. De pronto el viaje termina y me bajan de la camioneta mientras ese maldito sol sigue presenciando lo que ocurre, me enredan en la ropa de cama y arrastran mis aposentos por entre unos fríos pasillos; me llevan donde una señora de blanco y me hacen hablar con ella, no entiendo que significan las metáforas que salen de mi boca, pero lo que si entiendo es que añoro mi cuarto, mi música, mi vida.

Al terminar de hablar con la señora de blanco me arrastran nuevamente por los fríos pasillos, mientras yo observo a todos lados sin comprender nada. Abren una puerta donde logro leer : “PABELLON F”, me siguen arrastrando y entramos a una especie de casa donde veo a varios hombres de distintas edades, el menor debe tener alrededor de 15 y el mayor alrededor de 60 años, todos están pegados en el televisor que transmite un partido de fútbol, mientras que a mi me hacen hablar nuevamente con una señora de blanco, sigo sin lograr expresarme entendiblemente, y luego me presentan a un hombre de buzo azul y me dicen que el me cuidará, yo me espanto y me alejo inmediatamente de el; luego, me acerco al televisor y me quedo pegado observándolo, es un excelente partido, el mejor que he visto; mi madre se despide de mi, pero no le doy mayor importancia, porque el partido ya ha terminado y los comerciales son demasiado interesantes como para no prestarles atención; luego alguien cambia el canal y están dando la teleserie, es un capitulo donde todos hablan de mi, me asusto y veo a mi alrededor, pero prefiero seguir viendo t.v.; ahora están dando las noticias, y yo soy la principal noticia, la televisión habla solo de mi, ¡la t.v. me esta hablando!, ¡y yo no quiero ser el centro del mundo!. Llega un hombre de blanco, me dice que me trague unas pastillas y logro tranquilizarme, aunque la televisión me siga hablando.

Al terminar las noticias apagan el televisor y nos llevan a unos cuartos, me enseñan lo que se supone que es mi cama que está junto a la de otros tres tipos. Yo no quiero entrar, no sé qué es esto y quieren que duerma aquí; ¡¡¡¿Dónde cresta estoy?!!!; me da rabia este lugar, me da rabia porque me asusta, intento golpear a los hombres de blanco, pero ellos me agarran primero, son como cinco y son muy fuertes, no puedo contra ellos, me llevan a la fuerza a la que se supone que es mi cama; ¡no lo es!, ¡no quiero estar aquí!, ¡que alguien me ayude por favor!; pero a pesar de mi negación a este lugar, los hombres de blanco me dejan en mi supuesta cama, pero yo no me dejo estar, los trato de agredir pero ellos me agarran nuevamente, me colocan una inyección y me amarran a la cama con un genero muy firme que no me deja ni siquiera voltear, estoy amarrado a mi supuesta cama mirando el techo, pues la única posición que puedo tener es la de estar mirando el techo; que más queda, solo dormir.

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