lunes, 4 de junio de 2007

LADO B.


LADO B.

Caminar por las calles a estas alturas de la noche me provoca una sensación tan exquisita, como cuando después de mucho tiempo comes del plato que mas te gusta, realmente lo saboreo. Hubo un tiempo que esta sensación me intimidaba, me hacia asustarme de mí mismo, porque creo que siempre ha sido parte de mi ser de la forma en que soy, actuar impulsivamente, dejar que la sangre corra, la mía y la de todos.

Voy atravesando la noche, con mi mirada fija buscando algun movimiento humano, impregnandome con la niebla nocturna, y apretando firmemente mi cuchillo oculto bajo la manga de mi abrigo. Camino acechante, esperando que se cruce alguien, cualquier persona, da lo mismo, a estas alturas lo unico que me importa es saciar mi sed de venganza, y mi hambre de asesinato irracional.

Y ahi esta, la presa de esta noche, no distingo aún quién sea, ni que edad tenga, nisiquiera si es un hombre o una mujer, pero ahí está, le veo, viene caminando en sentido contrario al mío, acercándose sin saber a su muerte necesaria, a su libertad incorporea, a mi negra maldición con la que bendiciré su existencia. Me oculto tras un árbol, para atacar de sopresa y espero sigilosamente, escucho sus pisadas cada vez un poco mas cerca, y siento como mi corazón se va acelerando a medida que pasan los instantes, ahora viene, si, ahora, hazlo, ya.


La música armoniza cada estocada en una danza macabra de demencia festiva, la euforia tiñe de colores psicotrópicos cada movimiento con el que me encargo de destripar a este ser sin nombre, sus gritos de dolor me deleitan, le rajo el rostro como si fuese una manzana, su calavera me mira con horror, con mi sucia mano le arranco el corazón y lo dejo caer sobre su craneo, el tipo ya esta muerto, pero eso no importa, nada acaba hasta que destrozas su corazón en su rostro con una sola pisotada sobre la que luego escupes maldiciendo por su puta suerte de victima, ¿victima o victimario?, nunca logre comprender bien los roles en este mundo de mierda, en fin, el trabajo ya esta hecho y ya puedo descansar.

Me alejo del lugar tranquilamente, nadie me buscará, eso ya me lo aseguré cuando firmé mí contrato de trabajo, cuando lo firmé con mi propia sangre, el trato fué simple y por lo demas, bastante beneficioso para mi.

CONTRATO DE TRABAJO

El firmante, don David Esteban Alegría Donoso, se compromete a cometer sin falta un asesinato por noche durante el resto de su vida. A cambio se le asegurará total tranquilidad frente a la justicia, ya que sus actos nunca podran ser reconocidos por persona alguna, ya que pasarán al más absoluto de los olvidos.

La vida del firmante junto con su alma pasan a posesión del mandante, una vez firmado el presente documento, ya no existirá opción de deshacer el trato, y la relación entre ambas partes sera inmortal.

Una vez cometido el trabajo de cada noche, me retiro a las afueras de la ciudad, donde se encuentra mi hogar, una cueva oculta entre matorrales en medio de la nada y paso el día alimentándome de la carne que me llevo cada noche, carne cruda del ser sin nombre que liberé la noche anterior, y sangre para enjuagarme el paladar; me oculto del sol en lo mas profundo de mi hogar y descanso bajo la tenue luz de una vela robada de alguna de las tantas grutas que recuerdan la suerte de algun atropellado. Duermo.

La Luna ya ha nacido nuevamente, y una nueva jornada ha comenzado, me preparo frente a mi altar de huesos sobre el cual reposa la imagen de mi mandante, me dejo estar un momento, me dejo impregnar de su energía, dejo que se apodere de mí, soy su instrumento evangelizador, soy un alma caritativa, cada ser sin nombre al cual libero es feliz por haberse cruzado en mi camino, estoy orgulloso de mi trabajo y me dedico 100% a el para ir ascendiendo poco a poco, y llegar a ser la mano izquierda de mi mandante, para asi por fin poder descansar en paz, una vez que la libertad llege a cada rincón de este infectado planeta, descansar en la paz eterna de haber sido el mejor en su trabajo, un angel, un martir, un obrero de la libertad.

Pero por ahora, aun queda trabajo por hacer, y si hay una cosa que detesto, esa es la impuntualidad, asi que salgo nuevamente, a ver si tienes suerte y esta noche me encuentro contigo, no te preocupes, tu momento ya va a lleg
ar.

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