skip to main |
skip to sidebar
HUEVO TOXICO.
HUEVO TOXICO.
Las cadenas se arrastran por la fuerza de los musculos, el sudor corre y los latigazos caen cuando una de las miradas se eleva hacia el sol sin importar su ardiente iluminación, es su instinto, su sangre de bestia endemoniada que eleva la temperatura al ritmo del conocimiento adquirido, y descansa, por un segundo, antes de ser remecido por los misiles que se dejan caer sobre los poblados del horizonte, remeciendo al lugar con los gritos sordos de los misioneros del fuego.
Termina la jornada y el agotamiento es general, los brazos cuelgan como hilos y la carne de perros es la paga funcional. En sueños, imagenes de otro tiempo asoman para tratar de despertar a la verdad oculta tras el trabajo forzado, el sueño grita para que se rompan las cadenas y se cobre venganza por la trampa que se tendio, venganza por la colonización de los pueblos originales, una venganza que termina en pesadilla, otra más, una bajo la luz y otra sobre ella. Ante estas dos opciones ¿qué se puede hacer?, los sabios traman, los subalternos escuchan, "esto es un maldito circulo, si explotas te contraes multiplicandote; si aceptas te borras sometiendote; no hay salida". Ante este panorama el control empieza a dejarse de lado y algunos buscan la liberación por medio de las armas, otros a traves del delirio, otros a traves de la muerte, o lo que es peor... otros no la buscan. Desolación, pecho en la arena y pantalones de cuero, transpiración, alucinación, "¿Eres tú?, ¿Aquel eres tú?", y la visión se desfigura en un caleidoscopio que se va a negro, aparece el piso y al fondo también lo hace el sol del cual se acerca lentamente un toro de ojos ensangrentados que al llegar hasta aquí deja caer de su hocico una caja que al tocar el piso se abre magicamente llenando el espacio de bailarines, angeles y demonios jugando los roles que puedes ver día tras día en la rutina que elegiste como cadena, giran y giran hasta esfumarse con mi conciencia.
Despierto frente al computador del cual se lee una planilla de flujos, a un costado una taza sucia y un cenicero que apesta como mi boca, veo el reloj donde se lee que son las 10:27am, mi corbata suelta y manchada, mi trabajo, mi vida, mi ritualista y cegada vida, decido tomar una ducha para salir a una nueva jornada en esta dimensión demasiado conocida. Caminado por la calle al ver a la gente apresurada, los ruidos, los avisos, en fin, toda la contaminación urbana recuerdo el sueño que tuve, aquél campo de concentración, las cadenas, el trabajo forzado, los latigazos, todo calza de una manera simbolica, todo se cruza y se confunde, camino más rápido, no quiero entremesclarme en esta situación, pero la situación me come a tal punto que corro velozmente empujando a la gente sin fijarme en nada, en nada, nisiquiera en el auto que se me abalanza y me atropella.
Hay una niña de vestido blanco girando en un carrusel, se baja de el y camina por un sendero de digitos, letras y símbolos que avanzan más y más fuerte hasta formar un círculo de luz que resplandece en el abismo, el círculo se hace pequeño y van apareciendo otros círculos alrededor que juguetean con sus luces como en una orquesta de rayos estelares en un silencio eterno con tantas posibilidades como la firmeza de la cadena y la fuerza de los latigos; ¿qué se puede hacer frente a eso?, tan solo esperar que en algun momento el huevo se rompa, o bien, creer que en algun momento lo traspasaré para comermelo al desayuno y vomitarlo por su toxicidad, el huevo, el símbolo de la conocida astralidad que no quiere desfallecer pero que tampoco deja actuar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario